Antes de que naciera mi Antonia, luna de mis noches y días, estaba asustada por todo el cambio que se venía y la dependencia de una persona tan pequeñita para conmigo. Hoy entiendo que ese miedo era normal y me perdono; no hay culpas, sólo crecimiento y aprendizaje.
"Patitas" |
Por un lado lo físico, su olor me enamora cada día más, ver su carita bella, sus ojos plomos aún observándolo todo, tragándose el mundo que día a día le muestra cosas nuevas, su cuerpo menudo que crece y crece, vestirla con su hermosa ropa, mirarla como se mueve, como ya comienza a balbucear y a sonreírme, todo en ella es ternura, amor, placer, incluso los desvelos, los cambios de muda, el amamantar una y otra vez, el esfuerzo, todo, todo "vale la alegría" (no la pena).
En lo emocional, siento que cada día con ella, cada experiencia que compartimos, cada gramo de amor que me entrega y genera, va ocupando más y más espacio en mi corazón, desplazando rápidamente aquellos recuerdos tristes y experiencias dolorosas, enseñándome a liberar perdón y recordar sin dolor; hoy siento mi corazón más limpio y en paz.
Los temores de antes han dado paso a la valentía que genera el saber que es nuestra responsabilidad su vida y su bienestar, que somos los cuidadores de su fragilidad, elegidos y designados por el mismo Padre Dios.
Hoy me siento plena y no pienso abandonar este estado de felicidad y despreocupación, mi vida esta a full y pienso seguir disfrutando cada segundo con mis dos amores.
Hoy soy una mujer-madre, una mamá al 100%, las 24 horas, los 7 días de la semana.
Hoy somos tres: Papá, Mamá y Antonia, y siento que es un regalo de amor nuestra familia.
Lorena, me encanta :-))) somos mamás 100% y también más mujeres de lo que éramos antes porque lo vivimos todo en plenitud.
ResponderBorrarAsí es, cambiamos para bien, para muy bien.
BorrarSaludos :D