domingo, 27 de septiembre de 2015

Mi hora favorita del día

      Como madre, mi hora favorita del día son las 7 de la tarde. A esa hora mi hija inicia su camino al sueño nocturno, así que de a poco bajamos las revoluciones, el ruido y la luz.

¿Por qué me gusta tanto?
Es en ese momento de intimidad, mientras mi hija se pega al pecho, en que todo se detiene y somos solo las dos. Es un espacio maravillo en que se acurruca contra mi cuerpo, siento sus pequeños pies enrollándose en mis piernas, sus manitos jugando con el pezón libre y sus ojos clavados en los míos, esperando.


En ese espacio se mezcla el placer de la lactancia materna y el amor por esa pequeña persona que solo me ama, y por quien daría mi vida.

Cuando compartimos estas secretas miradas le digo suavemente cuánto la amo, para que su corazón lo retenga de por vida. La acaricio con suavidad, pelo, guatita, piernas, espalda, mejilla, manos, pies. La miro esperando que mis ojos puedan mostrarle que es importante, que es perfecta, que tiene mucho valor, que es bella.

Poco a poco hemos ido aprendiendo a dar gracias a Jesús por Papá, Mamá y Antonia, y pedimos la bendición para la noche de descanso. A ella le encanta, sonríe y repite "Amén" al final.

Y por último, las canciones o nanas que -con mas ternura que afinación- traigo de mi memoria infantil: los pollitos dicen, caballito blanco, levántate Juana, una cuncuna amarilla, además de algunas otras que he creado para ella, como la de los números:
" 1 2 3, vamos a dormir
4 5 intentémoslo de un brinco
6 7 8 durmamos con Pinocho
9 y 10 intentemos otra vez"

Es un tiempo mágico y silencioso en que nos amamos, recuperando las horas del día que hemos perdido separadas. No es fácil trabajar fuera del hogar y ser madre, para mí es una constante lucha, así que hago de esta hora nuestro espacio sagrado de expresarnos amor en el secreto de nuestro mundo privado Madre-Hija.

Que la coyuntura de nuestras circunstancias nunca nos impida expresar el amor a aquellos que nos motivan a seguir adelante.