domingo, 26 de junio de 2016

El parto sin dolor - Consuelo Ruiz

En este segundo embarazo y ya con 6 meses de gestación de mi Arturo, sigo aprendiendo sobre el parto de la mano de esta matrona española: Consuelo Ruiz. He aquí lo más importante para mí de su primer libro "El parto sin dolor". En esta maravillosa obra nos va guiando por una serie de cinco charlas de preparación al parto, afirmando conceptos biológicos, recomendando ejercicios para la mujer durante su embarazo, y un esquema de cómo enfrentar el momento del parto.

De entrada se lanza la frase que resume su propósito como comadrona: "El parto produce dolor porque las mujeres no saben lo que tienen que hacer en el momento de dar a luz, y en su azoramiento y nerviosismo suelen hacer todo lo contrario, es decir, movimientos antinaturales, que impiden la evolución normal de todo el proceso y provocan dolor" (...) "El origen del dolor proviene de un reflejo condicional, es la respuesta del cerebro ante una sensación extraña", se despacha después, haciendo alusión a que, para una mujer informada, no hay tal sensación extraña, pues la podemos asociar inmediatamente a una "contracción indolora".

Hay dos temas fundamentales al prepararse para un parto sin dolor:
Primero: "Para dar a luz bien, lo primero que hace falta es no estar nerviosas ni asustadas, tener el cerebro tranquilo". El estar asustada insita a la aparación del dolor, y otros síntomas molestos como los vómitos (lo viví en mi primer parto), diarreas, calambres, etc.)
Segundo: "Es imprescindible una disciplina." (...) Hay que ayudar al plan que sigue nuestro organismo en el proceso de dar a luz, paso a paso y sin salirnos de él.. Llegado el momento hay que hacer "lo que hay que hacer" sin vacilaciones, de ahí la importancia de prepararse.

Pasando al tema de los ejercicios para las embarazadas, ella señala algunos:
1. Es preciso respirar muy bien y aire muy puro (en lo posible). Así como también es necesario comer sano y de forma nutritiva, suprimiendo la sal todo lo que se pueda.

2. Ejercicio respiratorio de 3 tiempos, que se debe repetir 5 veces por la mañana y 5 veces por la tarde:
 Primer tiempo: Inspiración por la nariz, con la boca cerrada, lenta y todo lo profundo que se pueda.
 Segundo tiempo: Abrir la boca, dejando escapar el aire por ella.
 Tercer tiempo: Soplar muy despacito, como para inclinar la llama de una vela, pero sin apagarla.

3. Ejercicio de relajación de los músculos del cuerpo para dejarlos laxos a la hora del parto, haciendo que únicamente el útero se contraiga:
 - Tenderse en la cama sin nada que la moleste o apriete. Dos almohadas detrás, sosteniendo la espalda y la cabeza un poco elevadas, y otra bajo las corvas (la parte de atrás de la rodilla), que mantiene las piernas un poco flexionadas. Los pies algo separados, las manos con las palmas sobre la cama y las articulaciones del brazo en semi-flexión.
 - En esta postura ir pensando en dejar "muertos", de abajo hacia arriba, los pies, tobillos, pantorrillas, muslos, manos, brazos, hombro y cara.
 - Repetir el ejercicio durante 10 minutos en la mañana, y 10 minutos en la tarde. Si se queda dormida, descansar plácidamente, y volver a comenzar con el ejercicio al despertar (no se cuenta el tiempo en que se durmió).

4. Respiración anhelante: respiración corta, superficial y rápida, poco aire y muchas veces. Practicar 4 o 5 veces al día.

El proceso del parto
Los 3 obstáculos que impiden salir al bebé durante el embarazo y cómo se van eliminando en el trabajo de parto: Cuello del útero, Tapón mucoso, Bolsa de las Aguas (y membranas ovulares).

PRIMERO: El cuello uterino: en la fase de DILATACIÓN, "el cuello uterino se acorta, ensancha su canal y termina por desaparecer, absorbidas sus fibras musculares por las fibras musculares del cuerpo del útero, que tiran de las del cuello". Este acortamiento del cuello se da por 2 fuerzas contrarias que actúan en la contracción: las fibras musculares del útero tiran hacia arriba, y la cabeza fetal empuja hacia abajo (por el aumento de la presión uterina. Así tenemos una etapa inicial de dilatación, y una segunda fase final:

Se debe tener presente 4 puntos en la fase de dilatación:
1. Reconocer la sensación extraña de endurecimiento o tirantez del vientre como una CONTRACCIÓN INDOLORA.
2. Durante la contracción se debe dejar "muerto" (relajado) cualquier músculo del cuerpo que no sea el útero.
3. Antes (cuando la sienta venir) y después (cuando ya haya pasado) de la contracción hacer un par de inspiraciones fuertes para nutrir de oxígeno a la musculatura del útero.
4. Coordinar la respiración con la contracción, de modo de evitar que el diafragma baje cuando el útero sube. Para esto la idea es:
- Respiración normal durante la pausa
- Respiración anhelante durante la contracción, respiración rápida y superficial

SEGUNDO: El tapón mucoso, se puede fundir (desprenderse) unos días antes del parto o durante la dilatación del cuello uterino, en forma de mucosidades y mezcladas con pequeñas cantidades de sangre.
Nota: sin contracciones espaciadas y regulares, no hay parto.

TERCERO: La bolsa de las aguas, al igual que el tapón mucoso, puede romperse antes, durante la dilatación o incluso, cuando la dilatación está completa.


Salida del Bebé:
En esta etapa la dilatación del canal de parto ha concluido, y lo único que queda es la salida del bebé, siempre que esté "encajado".
En esta etapa, la recomendación de Consuelo pasa principalmente por apoyar haciendo presión con el diafragma hacia abajo (sobre el útero) para favorecer la salida del bebé, considerando que el canal de parto estará completamente expedito.
Para esto, cuando venga la contracción, inspiramos profundo, mantenemos la respiración tanto como sea posible y pujamos acompañando la contracción.

lunes, 20 de junio de 2016

Semana 37 - En la recta final

Mucho ha pasado en las últimas semanas, todo acelerado, pero contenta.

Primero, me cambié de gineco-obstetra. No tenía un mal médico, había buen feeling, era simpático, bien recomendado, pero en algún momento algo me empezó a incomodar, como que sentí que minimizaba todas mis molestias, sobre todo cuando comencé con las puntadas en la vagina, que realmente son terribles. No sé bien, pero una noche colapsé y me puse a llorar en casa, le decía a mi esposo que tenía miedo de no tener un parto respetado nuevamente; Los recuerdos del parto anterior aún se me clavaban en la piel y el vientre, el dolor, el desamparo, los procedimientos, etc.

Hasta que me levanté una mañana, converse con mi mini-tribu de mujeres (mis 2 AnCoMa de la vida) y decidí buscar otro equipo médico, no podía llegar al parto sintiendo estos temores e inseguridad.

A las 35 semanas logré una hora con la Gineco-Obstetra Karin Wensioe en la Clínica Santa María. Llegué muy nerviosa, pero su acogida es tan cálida que comencé a relajarme, a contarle que seguía en la búsqueda de un parto respetado, a desahogar mi triste experiencia del parto anterior, el abandono, la incomprensión, la frialdad del equipo médico entre otras cosas, que ya relaté antes en este post sobre mi parto no respetado.
Cuando ella comenzó a describirme su procedimiento, sentí un calorcito en el corazón: era todo lo que yo estaba buscando, y que se describe mejor en esta imagen, y lo mejor es que no lo tengo que pedir, si no que es como ella y su equipo trabajan. Fue un alivio, un respiro.


Ya voy en el segundo control con ella, he resuelto mis dudas, hemos conversado del uso de la anestesia epidural si yo lo requiero y es útil dependiendo del momento, también conversamos respecto de que el papá sea quien corte el cordón umbilical, hasta unas bromas salieron por ahí.

Mi matrona:
Además, esta semana nos tocó la primera consulta con una de las 2 matronas que trabajan con Karin. Viviana nos recibió en una consulta del piso de Maternidad, muy joven y simpática ella, franca y al hueso, sin desviar ningún tema y dispuesta a resolver todas las dudas y conversar todos los puntos necesarios. Como ya estamos en la semana 37, y según mi parto anterior en que Anto nació a las 38+3 semanas, estuvimos como 2 horas con ella y mi esposo revisando punto por punto todo lo que se viene. Le conté con detalles mi experiencia anterior y lamentó mucho todo lo que me tocó pasar, así que en ese mismo momento comenzó a tomar medidas para ir dejando en el olvido algunas situaciones que me complicaron antes: me hizo la ficha médica, para que cuando llegue no me pregunten nada. También pudimos concluir que nunca me informaron de nada, ni cuántos centímetros tenía cuando me rompieron la bolsa, ni la administración de oxitocina sintética para apurar el parto, nada de nada.

Durante la mayor parte de esa consulta, estuvo monitoreando mis contracciones, y pudo registrar una tremenda contracción, que no me generó dolor y pude tolerar bastante bien -obviamente, estas son contracciones previas- junto con los latidos y movimientos de Arturo:



Luego me preguntó si me animaba a intentar un parto natural (vaginal, sin anestesia). Guardé un minuto de silencio y en mi interior sonreí, es mi sueño para este nuevo parto, pero me da miedo. Pero cuando ella me lo preguntó fue distinto, me atreví y acepté: intentaremos un parto natural; y dejaremos la epidural como una opción, según la fase en que me encuentre y lo oportuno de aplicarla o no (si el bebé ya tiene la cabeza asomada, la epidural solo dilataría el tiempo, por ejemplo).

También nos dejó en claro las razones por las cuales consultar en la urgencia:
  • Sangrar: esto sí o sí es motivo de irse a la clínica y consultar, junto con llamarla para recibir su apoyo. Porque las razones del sangrado podrían ser leves, pero también podrían ser graves.
  • Baja de movimiento fetal: en este caso depende, vale la pena tener presente que en las últimas semanas/días el bebé se moverá menos porque tiene menos espacio. Ante la duda, puedo intentar comer algo que yo sepa que lo hará moverse y esperar entre 20 a 25 minutos (que es lo que dura el sueño profundo intrauterino del bebé), recostada hacia el lado izquierdo para favorecer la oxigenación de él. Si no responde a esto, irse a la clínica para que lo monitoreen y no correr riesgos.
  • Pérdida de líquido: hay dos casos que son distintos, y es mejor consultar. El primero es la rotura de bolsas inferior, en que uno siente que cae "un chorrito de agua" y no se puede contener, que es lo normal y anuncia que en unas pocas o varias horas más, estaremos de trabajo de parto. La otra es más peligrosa y es cuando salen chorritos de agua al moverse o cambiar de posicisión, eso podría indicar que la rotura no fue en la parte inferior. Además tiene que ver con el olor (normalmente a cloro) y el color del líquido: no es lo mismo que sea amarillo con unos leves tonos verdes, a que sea verde completo (podría tener relación con el meconio y ser peligroso).
  • Trabajo de parto: esto viene indicado por las contracciones, regularidad e intensidad, más la dilatación, que no necesariamente indicará que deben ingresarla a una.
Viviana nos explicó también respecto de las contracciones, primero en cuanto "al nivel" si se quiere:
  • Las que se sienten, pero no provocan mayor molestia: y que pueden comenzar los últimos meses del embarazo
  • Las que molestan, pero uno puede seguir haciendo la actividad en la que está, por ejemplo: puedo seguir viendo mi serie favorita de TV una vez que termina.
  • Las que duelen, son esas que indican trabajo de parto y que te hacen salir de la actividad en la que estás, y pueden hasta irradiarse a las piernas. También pueden distinguirse porque te hacen pararte, como esa reacción del cuerpo de defenderse de un dolor intenso.
  • Las que provocan sufrimiento: estas son las que buscamos evitar en el proceso del parto.

Y en lo referente a distinguir el trabajo de parto:
Aquí se mezcla la relación entre la dilatación del canal de parto y la intensidad/regularidad de las contracciones:
  • 0 a 2 cm: contracciones más menos cada 10 minutos, no debería ser motivo para irse a la clínica aún. Para ayudar al proceso en casa se puede tomar un baño caliente de tina, aplicar calor con cojines de semilla, masajes en la zona del sacro y caminar. Junto con realizar alguna actividad que nos obligue a concentrarnos y así liberar el neocortex. 
  • 2 a 5 cm: contracciones cada 5 minutos, más intensas, regulares y molestas.
  • 5 a 8 cm: contracciones cada 2 a 3 minutos, intensas, es la parte más pesada del trabajo de parto.
  • 8 a 10 cm (completa): las contracciones vuelven a espaciarse cada 5 minutos, dejando tiempo a la madre para poder descansar entre una y otra. En esta etapa se completa la dilatación, el cuello del útero deapareció y el canal de parto está listo para dejar pasar al bebé.
  • Finalmente, viene la etapa de expulsión, que dependerá del bebé, de que se encaje y "quiera" salir.
Para estas últimas semanas/días, nos aconsejó tener en casa:
  • Viadil para aplicar en el caso de las contracciones molestas o irritaciones del útero que pueden percibirse como contracciones. Si no son de parto, usando estas gotitas deberían ceder.
  • Usar las compresas de semilla para aplicar calor local, y masajes en la zona del sacro
  • Baño de tina caliente
  • Balón de pilates, que le da al bebé un espectro más amplio de posición en la cual encajarse mejor.
  • Además, consumir los siguientes alimentos para estimular el ablandamiento del útero: Piña, Papaya, Infusiones de hoja de frambuesa
Y para el papá, también le dejó algunas recomendaciones para apoyar este proceso:
* Preparar los baños de tina calientes
* Masajes en el sacro ante los dolores o molestias, junto con las compresas de semillas
* Procurar tranquilidad y un ambiente de calma en el inicio del trabajo de parto en casa, sin interrupciones, con luz tenue, sin mucho ruido, etc.
* Acompañar a mamá en la clínica en todo momento
* Cuidar de la tranquilidad de mamá y del bebé cuando nazca, fortaleciendo el apego inicial, y controlando las visitas, dado que mami estará cansada y quizá esquiva a dejar que se lleven a su bebé a otros brazos que no sean los suyos.

Con toda esta información, nos vinimos a casa felices y ansiosos, nerviosos y preparados (creo) para la llegada de nuestro segundo hijo: Arturo Agustín.

miércoles, 8 de junio de 2016

Un año más de vida

Sí, un año más de vida y ya llegué a los 34, segundo cumpleaños que me pilla embarazada jejeje.
Y fue un día muy especial gracias a mi esposo que se preocupó de prepararme varias y especiales sorpresas que llenaron mi corazón de amor, ah... este hombre mío, es lo más rico del mundo y quien más me conoce y ama.
También agradezco a la familia, amigos y conocidos que me acompañaron de una u otra forma, por las redes sociales o llamados telefónicos. Soy una mujer feliz. Y me sigo sintiendo de 27 jajajaja!!

Gracias Dios por este nuevo año de vida, y vamos por un montón más, porque amo la vida jujuju.
Ahora a esperar que llegue nuestro príncipe y acoplarnos los 4, en este frío invierno chileno.


"Tú creaste mis entrañas; 
me formaste en el vientre de mi madre. 
¡Te alabo porque soy una creación admirable! 
¡Tus obras son maravillosas, 
   y esto lo sé muy bien! 
Mis huesos no te fueron desconocidos 
cuando en lo más recóndito era yo formado, 
cuando en lo más profundo de la tierra 
era yo entretejido. 
Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: 
   todo estaba ya escrito en tu libro; 
todos mis días se estaban diseñando, 
 aunque no existía uno solo de ellos." (Salmo 139:13-16 NVI)

jueves, 2 de junio de 2016

Flexibilidad: mi aprendizaje en el camino de la maternidad

FLEXIBILIDAD... Antes de convertirme en madre, esta palabra me sonaba tan difícil, que jamás imaginé que se transformaría en uno de los pilares de mi día a día.

Cuando estaba embarazada de mi primera hija - Antonia - tenía muy claras ciertas "verdades" que iba a poner en práctica con la bebé, una de ellas era no colechar (compartir la cama de los papás con el bebé). Y defendía acérrimamente mis dichos, nada podría cambiar mi forma de pensar, la estructura de crianza que tenía mentalmente armada, aun cuando muchos me decían la tan odiada frase "otra cosa es con guitarra".

Bueno, llegó mi princesa, y los primeros días en la clínica no hubo mayor problema, cubiertas todas nuestras necesidades con la ayuda de las enfermeras de maternidad, mi hija pasó sus primeros días durmiendo en una cunita, tal como yo lo había planificado.
En casa nos esperaba la cuna Pack&Play para acogerla en sus momentos de sueño, cosa que funcionó a lo más una semana. Luego se me vino el mundo abajo, mi hija lloraba de noche y dormía de día, tuvimos problemas con la lactancia por temas de acoplamiento que ni la asesora de la Liga de la Leche pudo solucionar, y finalmente tuve que tener una seria conversación conmigo misma porque el cansancio estaba mermando mis nervios y mi ánimo:

¿Qué iba a hacer? ¿Era tan importante mantener mi palabra sobre no colechar? ¿O podía darme la oportunidad de cambiar/flexibilizar esta decisión y hacer lo que me pedía el corazón y la piel?

Siento que fue un momento de quiebre, una hora fundamental... "la hora de la verdad".
Confieso que sentí un poco de vergüenza al querer desdecirme de lo que tan férreamente había afirmado y proclamado a los 4 vientos, incluso criticando a más de alguna madre o familia.

Hoy siento que ese quiebre con mi inflexibilidad fue fundamental. Me dí permiso de cambiar mi decisión y dejarme llevar por mi instinto materno, de perdonarme por cambiar de idea. Comenzamos a colechar y dormir mejor por las noches (ya con dormir me daba por pagada), y sobre todo, ese instinto materno que se vio liberado es el que hoy me ha mantenido día a día poniendo primero el amor, haciendo crecer mi paciencia hasta niveles que me sentía incapaz, pudiendo contener a mi pequeña cuando sus herramientas emocionales de autocontrol se ven superadas, acompañándola con respeto. Y respirando aliviada como mamá, des-culpandome, dándome permiso para fallar, cuidándome y tratando de aplicar más respeto hacia otras mujeres/madres sin poner el juicio primero (esto sí que cuesta, ser solidarias entre nosotras).

 Ahora que ya está pronto a llegar mi segundo hijo, vivo su espera de forma menos idealizada y más amorosa conmigo misma, menos ansiedad, más tranquilidad y humor. Al final, en la crianza "la contienda es desigual" (chiste interno), y solo el amor, la paciencia y la FLEXIBILIDAD me permitirán disfrutar a mi pequeño tanto o más de lo que hasta ahora he podido hacerlo con mi princesa.